lunes, 12 de noviembre de 2012

Destino

Cada vez que cruzo esta calle y me encuentro con la brisa fría rozando mi rostro, me remonta a aquel día en el que te conocí, el día de mi principio y mi fin. Todo empezó cuando teníamos 16, una loca noche de verano, todo por la costa estaba totalmente oscuro, sin embargo, yo escapé de mi casa de playa para admirar el mar en todo su esplendor. La luz de la luna se reflejaba de manera muy peculiar esa noche, la brisa marina soplaba mis cabellos y yo ahí sentada en la arena a  mitad de la noche. Hubo un momento de total silencio, las luces se las casas siguientes a la mía se apagaron, las personas de los balcones de poco a poco se iban metiendo a sus casa y todo ruido proveniente de personas cesó, fue ese momento en el que disfruté más que nunca la tranquilidad y la serenidad que el mar me daba.

Ya había pasado 1 hora y comenzaba a sentir frío,  decidí  volver para  echarme a dormir cuando sentí una fuerte mirada que estaba detrás mío, volteé lentamente sin intenciones de huir y me encontré con algo, mejor dicho con alguien desconocido.

-Disculpa si te asusté- dijo el chico extraño
-No hay problema, solo no lo vuelvas a hacer
-Perdóname
-¿Qué haces tan tarde por aquí?
-Me encanta admirar el océano por las noches, y me escapo de casa para observarlo por lo visto tu también compartes mis gustos.
- La verdad sí
-¿Puedo sentarme contigo?
-Claro...

Fue en ese preciso instante donde todo comenzó, donde nuestras vidas tomaron caminos iguales y donde me dí cuanta que todo en esta vida pasa por algo, cada paso que de siempre va a tener un porqué y un para qué pues todo en esta vida esta enlazado a algo más grande que nosotros fuera de nuestro entendimiento pero que a la vez es lo más simple de todo, el destino.

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