martes, 30 de octubre de 2012

Engaños

Aun sentado aquí, escribiendo mientras admiro todo lo que he logrado en tan solo un día, no me arrepiento de nada, absolutamente nada. Lo único que me gustaría cambiar en todo esto es el hecho de haber perdido a alguien tan querido para mí y peor de esta manera tan cruel y despiadada, creo que lo que pasó fue lo mejor para los tres.
Antes de seguir escribiendo contaré todo lo sucedió. Era una noche de Agosto, yo con mi esposa sentados en la sala.
- Amor 'Cómo te fue hoy en el trabajo?
-Bien
-Ah ¿Tu jefe sigue jodiendo?
-No. Andrea cruza la sala y entra a la cocina, dejándome con Marcelita
-Papi, papi. Mira lo que dibuje
-¿Qué cosa princesa?
-Miraaa
-A ver...- Era un dibujo un tanto... distinto a los demás.
-¿ Y quién es el otro señor que le está tomando la otra mamo a tu mami?
-No lo conozco papi, pero mami me dijo que era su amigo cariñoso.

En ese instante no sabía que hacer, estaba realmente destrozado, pero no podía actuar desmesuradamente
-Papá ¿estás bien?
-Si hijita, está bonito anda a guardarlo- Marci se acerca a mí y me abraza.
-Papi te quiero
- Y yo a ti Marcelita- se me escapa una lágrima.

A la hora de dormir Andrea y yo no cruzamos ni una sola palabra, prendí la televisión y lo primero que sale , asesinatos... como de costumbre. esta vez contaban la historia de toda una familia que haba sido asesinada, la única pista era una nota del asesino que parecía ser la historia de todo lo que había pasado, pero no la iban a publicar porque aún tenía que pasar por una etapa de reconocimiento e investigación minuciosa. Apago la televisión y me dispongo a dormir.

Al día siguiente noto que Andrea ya estaba levantada y alistaba a Marcelita para que vaya al nido, yo simplemente no la salude, por lo pasado la noche anterior, me cambié y salí lo más rápido posible de esa casa. Aún con la prisa en la que estaba note algo no muy peculiar en Andrea, estaba mejor arreglada que cualquier otro día.


Llegue al trabajo como siempre y Damián, un amigo del trabajo, se me acercó todo agitado con las intenciones de decirme algo, algo importante.
-Damián ¿Qué pasó? Llevas una cara...
-Seré directo
-Dime
-Tu esposa sale con otro
-Gracias
-Perdóname por decírtelo de esta manera
-Ya

Ese instante fue devastador, lo único que llegue a hacer fue ir al baño y explotar, golpear paredes, destrocé  todo el baño, mis puños sangraban, y me largue del trabajo. Fui hacia mi carro y conduje hacia la oficina de Andrea, me detuve en la acera de enfrente, solamente esperé hasta su hora de almuerzo. Finalmente salió, como era de esperarse, junto a ese maldito cabrón, para mi sorpresa era su puto jefe; he ahí la razón por la cual la dejó de molestar, porque se la tiraba.

No les dije nada solo los seguí, llegaron a una lujosa casa y se metieron mientras se besaban de manera brutal. Lo único que alcance a hacer fue encender el auto y dirigirme hacia el nido de mi hija, la cogí y la llevé hasta esa casa.
-Papi ¿ A dónde vamos?
-A un lugar bonito
-Papi conduces muy rápido
-CÁLLATE Y NO ME MOLESTES
-Pero papi...
-Y NI SE TE OCURRA LLORAR

Conducía lo más rápido posible hasta la casa donde se encontraba Andrea, derrumbe la puerta y metí a Marcela de golpe, la empuje y fuimos hasta el cuarto del jefe; abrí la puerta y puse a Marcela delante mío. Como era de esperarse estaban en pleno "juego".
-Papi ¿Por qué mami está desnuda?
-Pregúntale a ella
-¿QUÉ HACEN AQUÍ? LÁRGUENSE- dice Andrea
-CÁLLATE PERRA
-Papi ese es el señor de mi dibujo- Saque una pistola de mi saco y la apunte a la "pareja".
-Papi tengo miedo.
-No tengas miedo nena
-Ven aquí Marcelita- decía Andrea mientras se ponía la bata para cubrir su desnudez.
-Calmate y baja el arma- decía el jefe con el calzoncillo a medio poner.
-Aléjate huevón o diparo
-Calma puedo explicarlo- se acercó a mí y se me abalanzó.

Andrea y Marcela estaban llorando abrazadas sin consuelo mientras yo peleaba con ese perro. En un descuido una bala se disparó y lamentablemente les cayó a ellas, simplemente las atravezó por el pecho a ambas y cayeron intempestivamente al suelo. Los dos quedamos en shock, no sabía que hacer había matado a mi hija y por la culpa de un imbecil, me llené de ira y en lo único que pensé fue en que no podía haber ni un testigo, volteé hacia el jefe y lo único que hice fue disparar en la cabeza sin dudarla.

Ahora estoy en la mesa del comedor en esta casa infernal escribiendo esta puta historia, ya limpie todo rastro ahora solo queda una cosa por hacer.....











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